¿Por qué?

Vivimos en un mundo definido por la velocidad de los cambios. Un mundo que necesita cada vez más de ideas, de pensamientos, de valores humanistas, de la empatía. ¿Cómo dotamos de significado a los cambios de hoy?
Quienes se desenvuelven en las Humanidades y en las Ciencias Sociales suelen ser quienes plantean las preguntas esenciales. Los que cuestionan el status quo. Los que, en medio del vertiginoso ritmo de la inmediatez, de los resultados, de la productividad, se preguntan por el sentido de lo que hacemos, el sentido del ser humano.
¿De qué modo participamos en la globalización si no comprendemos quiénes somos y qué es aquello que nos hace singulares como personas, como ciudadanos, como nación? Sin las Humanidades no es posible traer al presente las lecciones del pasado, ni comprender mejor lo que nos hace humanos a través del arte y otras manifestaciones de la cultura, ni dotar a los acelerados cambios científicos y tecnológicos de un marco ético. Sin las Ciencias Sociales -como la Economía, la Sociología, la Geografía-, no es posible transformar el crecimiento económico en verdadero desarrollo: aquel que, más que riqueza, lo que crea es una sociedad equitativa, justa, creativa, humana.
Textos y entrevistas del sitio: Carmen Sepúlveda, periodista.

¿Cuándo una democracia es deficiente o mediocre?

Octubre, 2016 | Sociedad, Visitas

Alejandro Morlino

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El politólogo Alejandro Morlino, una de las voces más respetadas en el análisis político mundial, fue invitado por el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado para conversar de la calidad de las democracias. A un año de las elecciones presidenciales en nuestro país, dialogar sobre qué definimos como democracia y qué debemos esperar de ella es una tecla necesaria en los oídos de políticos y ciudadanos.

Una de las reflexiones más recurrentes de la investigación política, desde los tiempos de La república de Platón y la política de Aristóteles, ha sido ¿Cuál es la mejor forma de gobierno?

En los tiempos actuales, y en especial en nuestro Continente, esta inquietud ha vuelto a ser considerada y formulada en el ámbito de la práctica: ¿Qué es la calidad de la democracia? ¿Se puede evaluar empíricamente la democracia como régimen político?

El politólogo italiano Leonardo Morlino, catedrático de Ciencia Política en el Instituto Italiano de Ciencias Humanas de Florencia y director del Doctorado en Ciencia Política en la  misma institución, ha publicado más de 25 libros, como autor o editor, y más de 160 capítulos en libros o artículos en revistas justamente a estudiar la calidad de las democracias. Morlino estuvo en Chile invitado en el marco de la celebración de los 10 años del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado para dar una conferencia magistral sobre la “Calidad de las democracias en América Latina”.

Morlino describió  que luego de hacer investigaciones, que identifican problemas cruciales de cada país, y las recomendaciones de expertos en materia de políticas armar una lista de factores que nos hablan de cuando estamos frente a una democracia de calidad. Según el académico, primero hay que establecer una definición básica o mínima de calidad de la democracia. “Hay un consenso actual sobre la democracia mínima y los aspectos normativos que la rigen”, sostiene. Y esas nociones normativas serían: sufragio universal de los adultos, elecciones periódicas, libres, competitivas y sin fraude, que haya más de un partido político y más de una fuente de información. Estas dimensiones no deben funcionar aisladamente sino, como explica el experto, deben estar conectadas.

Según Morlino en el mundo hay 157 países democráticos que presentan alguna cualidad de la lista mencionada, sin embargo, el problema estructural es que cojean en algunos puntos y si no se cumplen todos estas características hablamos de una mala calidad democrática: “No sirve que hayan elecciones periódicas si hay un solo partido, tampoco si hay baja participación”, explica.

La idea y el desafío de las naciones es perfeccionarla, considerando que hay un error cuando se entiende como la salvadora de todas las desigualdades: “Le demandamos más a la democracia de lo que el régimen puede dar, le pedimos temáticas existentes en cuanto a la humanidad y eso no atañe a la normativa del régimen político analizado”, concluyó el politólogo.

Por último, estando en una universidad compleja como la Universidad Alberto Hurtado, Morlino se dio el tiempo para responder una de las cuestiones que inquietaban a los estudiantes que es; una vez comprendiendo las dimensiones de calidad del régimen: ¿Es posible demandar democracia en contextos universitarios o incluso familiares?

El catedrático italiano respondió que esa era una de las dudas que se la habían hecho también en la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde estuvo hace semanas atrás. Y lo cierto es que, según él,  la democracia sólo es aplicable al contexto político y no otro.

“La universidad ante todo es un espacio de educación e investigación. Se pueden  debatir ideas, pero no de forma violenta porque es un espacio que por definición la radicalización de las palabras no puede llegar a la radicalización de los actos. Los estudiantes que exigen que la universidad sea un actor político están equivocados, no es el lugar y más equivocados están cuando tienen una idea de protagonismo que no pueden tener en un espacio que por definición tiene otro fin”, concluyó.

Morlino tiene publicaciones en formato e book,  disponible para docentes y futuros cientistas políticos donde argumenta parte de sus investigaciones. Una de ellas es el libro: “Democracias y democratizaciones”, disponible en el sitio: libreria.cis.es

Links UAH:
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento Ciencia Política y Relaciones Internacionales
Postgrado UAH
Ediciones UAH

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